sábado, 25 de abril de 2015

LOS GRIEGOS, LA FAMILIA Y LA EDUCACIÓN

Los griegos fueron una civilización en la antigüedad con una plena denotación, y creo que su éxito fue delegar en los individuos la utilidad del ser ciudadano y su deber. En casa, los padres actualmente carecen por sus múltiples ocupaciones de principios básicos de formación y educación. Cuando los griegos deseaban compartir algún conocimiento lo hacían en el ágora, lugar por excelencia de reunión de todos los ciudadanos, allí se discutían todos los temas.  Hoy el lugar por excelencia de la familia, la institución básica de la sociedad, es un completo dilema, debería ser la casa, pero a veces ella cumple un solo objetivo, albergar personas anónimas, que comparten pero no se saludan, que tienen comedor pero no lo utilizan, que la única forma de comunicación es cuando uno de los integrantes necesita algo. Una casa llena de habitaciones, con múltiples objetos que aíslan y disuaden la realidad. - A veces es mejor que los niños estén entretenidos en algo y no que se la pasen en la calle, no importa que ellos ni saluden – afirman algunos padres. Los conocimientos en casa no los comparten los padres, lo hacen los objetos que allí están.


En el mundo globalizado que vivimos actualmente, los padres dejaron perder su esencia en el momento que creyeron que la tecnología lo hacía todo, por eso es muy usual que el teléfono celular sea el medio de control más rápido, so pretexto de localizar y saber al menos donde está el muchachito (a), y es curioso que cuando se está en casa, ni siquiera se intercambia una palabra o un saludo. Es lamentable ver niños en minoría de edad, cinco o seis años con los últimos modelos de celulares de línea. Otros padres, un poco más modernos, ya utilizan las redes sociales para saber que contactos tienen sus hijos y quiénes son sus amistades cercanas, anteriormente nuestros padres conocían nuestros amigos porque ellos iban a las casas y compartían no sólo los juegos sino los mismos alimentos. Es muy normal observar en las habitaciones de los hijos, objetos como un televisor, un equipo de sonido, el ordenador portátil, porque ellos llenan el vacío y suplen la presencia de los progenitores. “Educa al niño y no tendrás que castigar al hombre”, reza la frase. 

El acompañamiento de los padres en el proceso enseñanza aprendizaje debe ser continuo, de permanencia y seguimiento, pero lamentablemente nuestra sociedad carece de algunos elementos que impiden dicha tarea, por ejemplo existen niños cuya asistencia y formación está a cargo de los abuelos, los tíos o de las señoras que colaboran en los quehaceres de la casa. En ningún caso es un delito que alguien cercano, colabore con el cuidado de los pequeños, no, por el contrario son muchos los que salen adelante con la ayuda de terceros. Lo preocupante es cuando no funciona dicha crianza, por ejemplo los niños cuyos padres no viven en el mismo país y de un momento a otro, reclaman la presencia de ellos. Algunos en su rebeldía muestran actitudes de no querer ir al colegio, depresión o en el peor de los casos se vuelven manipuladores, hasta llevar a cabo un negocio económico con el padre lejano, por ejemplo negociar dádivas a cambio de mejorar su actitud, para con la persona que esté encargada de él o ella. Mecanismo nocivo para el futuro ciudadano, que en su vida práctica creerá que todo se maneja o soluciona con dinero.

Los padres de familia deberían ser conscientes que los hijos no están bien sino con quien les da la vida, delegar es un riesgo en un medio tan hostil como el actual. Ahora, si las condiciones no lo permiten por las múltiples razones que se presenten, les recuerdo que no podrán culpar en un futuro a terceros  de lo que la vida les depare. Ese es un caso muy notorio en algunos padres, escudar y justificar todos los fracasos de sus hijos, buscando culpables que nunca salieron del entorno familiar.
Existen hogares actualmente, donde los padres son separados y los hijos quedan en custodia o de la de la madre o del padre, y en casos extremos de un tercero, los llamamos abuelos, tíos, padrinos, etc. Ellos asumen el proceso de formación de buena intención, pero en la medida de crecimiento se establecen afectivamente las deficiencias del proceso. He comprobado casos donde los padres vuelven a establecer otra relación y quienes terminan educando a los niños, son los padrastros. Algunos muy buenos y llegan lejos con la intención y el rol que asumen, otros dan mal ejemplo, abusan sexualmente y en muchos casos agreden físicamente, con el consentimiento de la pareja.

En cuanto a la parte educativa, existen padres que forman hijos competitivos de una manera errada, fomentan en ellos una exigencia cuantitativa del valor, por ejemplo, exigiendo en sus valoraciones o notas bimestrales porcentajes altos, sin fijarse en lo aprendido cognitivamente, lo importante es que saque una nota alta y demuestre que pudo ocupar un puesto significativo, y lo demás no cuenta. En otros casos padres que excusan como dije anteriormente, la irresponsabilidad y la falta de disciplina de sus hijos, no enseñan con el ejemplo y por el contrario justifican el incumplimiento en la entrega de sus obligaciones o a veces rayan en el descaro de inventarse enfermedades u otras acciones con tal de que el maestro, le reciba prácticamente cuando al educando con la complicidad de su progenitor, le provoque. Los padres son testimonio de vida, un padre que le enseña a su hijo a mentir, a robar, a expresarse de forma vulgar, no puede esperar en un mañana, nada bueno; quizás ese mismo niño sea su peor verdugo en un futuro.

Estas acciones seguramente, reflejarán con el paso del tiempo, la incompetencia profesional de jóvenes frustrados, que no duran en cargos laborales por su falta de responsabilidad, y esto cuando logran graduarse en la universidad y no hacen perder dinero al dejar las carreras profesionales en mitad de camino, todo por una formación desde casa, mal llevada.

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