domingo, 7 de diciembre de 2014


LA HISTORIA NOS DARÁ LA RAZÓN

El milenio que estamos viviendo ya hoy hace catorce años, es la evidencia de un nuevo tiempo, cargado con muchas cosas materiales, lleno de inmediatez y más individualizado. Un milenio un tanto deshumanizado y con grandes retos para los países no tan afortunados como los llamados capitalistas. Las enormes brechas que se evidencian son sin duda consecuencias de gobiernos corruptos y mancillados a mejores postores llamados aliados, que en economía se conocen con el nombre de cooperadores, quien coopera es amigo, por eso los países en vías de desarrollo, según sus recursos económicos y su nivel de producción, pueden contar con amigos, que avalan y dan garantías para inversionistas de alto rango. Aparte que certifican y premian dicha cooperación.
Los mercados están sujetos a los grandes monopolios de inversión, ellos ponen sus condiciones con los TLC y ajustan un tanto las políticas de consumo. Masificar es la tarea, no importa lo que haya que hacer, crear necesidad es la premisa que conduce al éxito, y se puede lograr con mecanismos tan importantes como son los gobiernos de turno, los medios de comunicación y la estabilidad del orden público. Un gobierno amigo, es el pasaporte libre a los inversionistas, ellos ponen las condiciones y el otro a cambio de una buena tajada, cede y obedece. Esas condiciones van desde establecer un nuevo modelo educativo, donde no se ponga a pensar ni a cuestionar al educando, es decir, entre más superficial sea la formación, más sujeto se está al sistema; eso quiere decir que la inversión en materia educativa debe ser baja. Otro aliado fuerte de considerar son los medios de comunicación, ellos son una herramienta básica en el control de pensamiento y actuación, son entes manipuladores de poca objetividad y más condicionados a los reglamentos establecidos por sus propietarios, en este caso el periodista se convierte en el arlequín o títere del accionista. Y por último garantizar el orden público, es la tarea que deben cumplir los gobiernos, un país donde los turistas puedan deambular de un sitio a otro sin que nada les pase, o donde se invierta sin riesgo a perder y más bien a ganar; es un país amigo que da garantías y ofrece ganancias.
Recientemente el presidente José “Pepe” Mújica, en la ciudad de Guayaquil Ecuador, instó a los pueblos de Latinoamérica a unir sus proyectos entorno a la igualdad social, que no significa otra cosa que hacer más digna la miseria y darle valor al ser humano, cosa ya tan devaluada en nuestros sistemas, porque paradójicamente en un mundo globalizado lo que menos vale es el ser humano, acá se vale por lo que se tiene y no por lo que se es, una triste, pero muy real situación de nuestro subdesarrollo. Dejar de aparentar lo que no somos y comenzar a trabajar por un noble ideal, donde todos quepamos y nadie sea más que nadie, debe ser la misión de los gobernantes, afirmó el ilustre presidente. Quizá lo que más llamó la atención de sus discurso, muy socialista por supuesto, no fue la invitación al no consumir, sino al pensar diferente y enrumbar  los fines a algo en común, la dignificación de los más miserables del mundo. A todo lo anterior al finalizar sus palabras mencionó que no cree en Dios, pero respeta el credo del otro. Menos mal que no cree en Dios, que tal si creyera.

miércoles, 3 de diciembre de 2014



LA HISTORIA DE LOS HOMBRES EN EL SIGLO XX

El siglo XX para los historiadores de la época será la ruptura de una tradición de concepciones universales de carácter científico, de pensamiento crítico filosófico, de tradiciones y costumbres de pueblos ancestrales, de arte y cotidianidad. Eventos como las dos guerras mundiales, el desarrollo socio económico de las naciones, la aparición de posturas ideológicas y filosóficas afines al comportamiento del hombre, serán los puntos álgidos a una problemática que ni el mismo historiador podrá dar una explicación válida. Grandes problemáticas comenzarán a gestarse al interior de las masas en la exigencia de justicia e igualdad, es decir, se pasa de un campo de estudio diferente al que se traía, de castillos y reyes, de dominio clerical y feudal, a un dominio más sociológico y antropológico, más en una línea social de comunidad.
Con La historia de los hombres: el siglo XX, de Josep Fontana, se resume el papel del historiador y sus posturas en los diferentes cambios durante no menos de cien años, el autor deja entrever la seriedad y sospecha como se han manejado y abordado los acontecimientos por algunos autores y escuelas de renombre, valiéndose de opiniones y descripciones pormenorizadas que en su momento fueron motivo de discusión y crítica.
Fontana retoma autores para mostrar y comparar lo que es la historia y el papel del historiador, no de una manera superficial sino detallada y de forma argumentada. Todos estos conceptos para explicar en palabras de  Arthur C. Danto que la tarea de la historia, en última instancia, sería siempre la de explicar lo que pasó en su maravillosa variedad de detalles, sin tener que recurrir  a ninguna ley general, lo que hacía evidentemente inútiles las “filosofías substantivas” de la historia.
Para el autor es conveniente mostrar tendencias y movimientos historicistas, que abordaron temas comunes, como los estudios dedicados al papel de la mujer en la historia, o también a subrayar la confiabilidad y credibilidad en algunos autores cuestionados que llegaron a ser considerados en su época lo más grande y calificado, y posteriormente señalados como engaño intelectual, es el caso de Arnold J. Toynbee.
En la parte que compete a la historia económica y social, el autor recoge un conjunto de respuestas y cuestionamientos de modelos anteriores viejos, que prácticamente justifican un retraso; ahora la idea es incorporar el trabajo, la producción y los intercambios como una nueva visión de sociedad. Para ello se valdrá de la escuela de Annales y las posturas de Lucien Febvre y Marc Bloch, quien afirma que el buen historiador se parece al ogro de la leyenda; allí donde huele la carne humana sabe que es donde se encuentra su presa. Por su parte Febvre, incorpora la historia cultural y religiosa, discrepando del mismo Bloch a quien considera excesivo de erudición en el tema económico. Y es claro que en materia histórica la propuesta principal de Annales es condenar la historia estrictamente política y tratar científicamente las actividades y creaciones de los hombres de otros tiempos.
Para los historiadores del siglo XX, la llamada invención del marxismo transformará el método de investigación en un corpus de doctrina, que se irá dogmatizando cada vez más, sobre todo desde la revolución bolchevique de 1917. El marxismo será la legitimación de establecer un concepto ideológico para una lucha de clases, es decir que el historiador debía acomodarse a las directrices fijadas y renunciar de paso al estudio y búsqueda de nuevos conceptos o realidades que de allí se derivaban.
Al leer el capítulo los marxismos, uno como lector queda con la impresión que los historiadores que abordaron el tema, fueron impregnados y seducidos por el ideario doctrinal, a tal punto de perder la objetividad e imparcialidad que debe caracterizar a un buen historiador. Incluso el mismo texto después de enunciar decenas de nombres de historiadores, concluye que desde el campo del marxismo, el autor con más trascendencia y credibilidad fue Walter Benjamín, quien dejó unas tesis sobre la concepción de la historia, hasta hoy más celebradas que entendidas. Una teoría de la historia que habría de hacer posible, por ejemplo, estudiar objetivamente el fascismo.
Los temas y acontecimientos del siglo XX, son un reto para el historiador en materia de credibilidad. Describir la guerra, sumergirse en ella, analizar sus causas y consecuencias, ir muchas veces en contra de los gobiernos, vencer los miedos o temores que ella depara; son razones que acercan y hacen veraz el objeto del historiador.
Algunas conclusiones que se pueden dejar entorno al texto de Fontana son:
Las cosas del pasado no se pueden observar y es tarea del historiador revivirlas en su propia mente.
Es tarea del historiador indagar e investigar onerosamente todos los hechos, desde todas las latitudes para no caer en un engaño intelectual, como lo han dilucidado muchos.
Afirma Tawney: Si la sociedad ha de controlar su destino, la razón ha de dominar al azar y una dirección consciente ha de liberar la vida humana de la tiranía de la naturaleza y de las locuras del hombre, la primera condición es una percepción adecuada de los materiales que hay que manejar y de las fuerzas que han de domarse. El historiador sirve, en su humilde nivel, para esta finalidad nada despreciable. 3.
El historiador debe asumir que su profesión por el carácter riguroso, puede ser peligrosa no solo para personas, sino también para gobiernos y sistemas políticos. Un ejemplo claro la investigación marxista.
Muchos gobiernos se han preocupado siempre, de vigilar los contenidos que se transmiten en la enseñanza. El historiador asume como reto que sus descripciones son el reflejo de una realidad vivida y no ajustada a un principio ideológico.
Para muchos ministros y gobernantes los historiadores no deben ocuparse de cosas recientes, es más, la historia y aconteceres deben contarse décadas después o dependiendo de la seguridad nacional hasta no contarse.
Qué papel debe jugar un historiador frente a países donde no se permite que se les enseñe a los niños a ser objetivos y críticos, y que ellos mismos establezcan y se formen sus propias opiniones.
Los historiadores en su afán de denunciar y contar las realidades, han sido investigados y condenados por razones de riesgo a la seguridad democrática.
Algunos historiadores han sido desvirtuados y obligados a retractarse de lo dicho, otros bajo presión se han acomodado a las exigencias de gobiernos de turno por honrosos salarios.
Existen países que pagan a intelectuales para que acomoden la historia a un beneficio individual y adoctrinen y maquillen las pretensiones económicas y políticas.
La historia de los hombres: El siglo XX decanta los secretos y realidades del historiador a finales del siglo XIX y desarrollo del siglo XX.
Una nueva historia total deberá ocuparse de todos los hombres y mujeres en una globalidad que abarque tanto la diversidad de los espacios y de las culturas como la de los grupos sociales, lo cual obligará a corregir buena parte de las deficiencias de las viejas versiones.

La historia de los hombres: el siglo XX. Josep Fontana




sábado, 1 de noviembre de 2014


LA HISTORIA COMO METÁFORA VIVENCIAL

Mucho antes de haber leído los hombres más sabios e intelectuales que marcaron cada una de las etapas de la historia, fueron muchas las preguntas que desde niño rondaban mi cabeza, no sé si eran las constantes amenazas de mis padres o por el contrario la convicción de que algo extraño e inexplicable, merecía la atención de cualquier viviente que mirara mucho más allá de lo que sus sentidos podían reflejar.
Una de las preguntas que mereció mi atención fue la que un día sin pensar se llevó a la persona que más amaba, mi hermano. Tenía tan sólo 12 años cuando alguien tocó la puerta y sin cautela alguna gritó desde afuera, mataron a Reynel, su cuerpo yacía extendido en la calle, no tenía movimiento, estaba boca abajo y corría su sangre viva del cuerpo que ya no la tenía. Su estatismo y palidez me impresionaron tanto que solo me pregunté ¿Qué es la muerte? Y tras esa pregunta vinieron muchas más, como ¿Existe el cielo?, ¿Existe el infierno? Y la más controvertida de todas, ¿Existe el purgatorio? Sin duda alguna ésta última me remitió a la lectura de muchas historias orales de nuestra tradición, así como de algunos autores que hacían alusión a mi interrogante, Tertuliano, Swanson, Dante, Ariès, Baldó y el más denotado no por demeritar a los anteriores, sino porque su convencimiento a lo nuevo y su gran erudición frente a lo que pocos describen con tanto brillo y nitidez, le valió el calificativo de ser “el papa de la Edad Media”, considerado uno de los mayores especialistas en la Edad Media y uno de los más claros representantes de la Escuela de los Annales, Jacques Le Goff, conocido historiador francés, nos compartió en sus 90 años de existencia reconocidas obras como Mercaderes y banqueros en la Edad Media,  Los Intelectuales en la Edad Media, Lo Maravilloso y Cotidiano en la Edad Media, El Orden de la Memoria: El Tiempo como imaginario, La Civilización del Occidente Medieval, Hombres y Mujeres en la Edad Media y el Nacimiento del Purgatorio (1.981) entre su cuarentena de libros publicados.
Y es justo en la obra El Nacimiento del Purgatorio, donde se reúne  el tiempo, el trabajo, los niveles culturales y las historias de la cotidianidad medieval como la reconstrucción de varios siglos. Pensar en un tercer lugar entre el Cielo y el Infierno, como en su momento lo manifestó Lutero, no sería fácil ni entenderlo ni mucho menos darlo a conocer. Por su importancia el Purgatorio, representó un concepto nuevo en el tiempo y el espacio, porque enmarcaba poder y prestigio al innovar nuevos juicios en este mundo. Juicios que nacen como pretexto para entender un comportamiento terrenal y su posterior gratificación o castigo. Corren por los aires versiones populares de fuegos eternos que purifican o condenan, que salvan según la intercesión de las oraciones o de los santos.
Es en el siglo XII, como dice Le Goff, nace El Purgatorio, el lugar intermedio entre el cielo y el infierno. Lugar para todos aquellos con pecados veniales o mortales de los cuales se habían arrepentido y habían sido absueltos en vida, pero aún no habían sido pagados con su respectiva penitencia. Además de las oraciones, misas, limosnas y cuanta dádiva existiese, serían el abono para purgar con fuego y otros tormentos, la purificación del alma pecadora. Debe existir “la posibilidad de un perdón de los pecados después de la muerte y la eficacia de las plegarias para los cristianos de los vivos por los muertos rescatables.”.

Entonces son los dolientes (laicos) frente a las autoridades eclesiales (clérigos) quienes aboguen por el difunto y demuestren las intenciones del cristiano en vida, su arrepentimiento por todos los pecados y el merecimiento de una vida eterna sin castigos posteriores. “La prueba de fuego es una ordalía”. El merecer el cielo parece tener sus obstáculos, nada nos da la garantía de morir e ir directamente a disfrutar del paraíso, se deben tener pruebas de inocencia  no individuales sino públicas, para merecer  ese sitio donde mana miel y ríos de agua viva, donde el alma asciende y puede interceder ante Dios por los vivos y todas las almas que purgan sus penas, es decir se puede volver emisario de la causa divina.

Le Goff, define el purgatorio como “un lugar doblemente intermedio: en él no se es tan dichoso como en el Paraíso ni tan desgraciado como en el Infierno y sólo durará hasta el Juicio Final. Para hacerlo realmente intermedio, basta con situarlo entre el Paraíso y el Infierno.”. Esta idea permite soñar entorno al perdón como la excusa de las equivocaciones, pero al mismo tiempo tener la convicción que no existe pecador tan grande, no importa que haya sido prestamista y usurero que en su redimir no pueda aspirar en un lapso de tiempo purgar todas sus faltas. Una buena defensa del pecador en vida, pueden ser sus actos no sólo de benevolencia con su prójimo, ni sus obras de misericordia, también cuenta la íntima relación del feligrés con su iglesia y todo lo que ella manda, los sagrados sacramentos como el de la confesión, que llegó a ser obligatorio por un Decreto papal en 1.215 y sus buenos frutos en el momento de la penitencia.

Antes de concluir la importancia del purgatorio en la obra de Le Goff, quisiera retomar de la tradición oral rural una historia que bien vale la pena analizar y tener en cuenta por sus componentes, no científicos, no académicos pero sí muy reales y cotidianos en las costumbres y tradiciones de los pueblos suramericanos y heredados por la conquista europea:

Corría en el calendario el año 1.970, cuando tuve la oportunidad grata de conocer uno de los hombres con mayor prestigio y reputación en la zona del corregimiento de Pueblo Tapao, en el departamento del Quindío. Conocido como don Gena, era un hombre dadivoso, servicial, de buenas costumbres, charlatán con sus amigos, conocedor de la violencia y sus encarnados dolores, la describía como el infortunio más grande en la historia de toda Colombia.  Don Genaro Echeverry Betancur, nació en la población de Supía, de padre antioqueño y madre caldense, fue criado a ultranza y pundonor paisa, arraigado en sus tradiciones y costumbres ancestrales, como saber que de niño, la levantada era a las cuatro de la madrugada y lo primero que se hacía era el maitines aprendido por los abuelos y heredado en sus padres, unos tragos mañaneros de café hecho en panela y acompañado con una arepa. Después de recoger en los corrales los huevos para el desayuno, se pasaba a las pesebreras a recoger parte de la leche recién ordeñada. Ya los trabajadores iniciaban su faena cotidiana, normalmente recolectar el café, limpiar la maleza de los cultivos, ordeñar el ganado y los varios que resultaban en toda la hacienda.
Don Genaro fue criado en esta tradición  y dinámica de vida. Cuando tenía 18 años, apenas terminaba su bachillerato y listo a enfilar para el ejército, un jornalero vecino de la hacienda una tarde del 9 de Abril de 1.948, abordó a sus padres para contarles que en la capital habían matado al Caudillo del pueblo, ellos liberales de pura cepa y fuertes contradictores de los conservadores, temieron lo peor por estar en una región goda recalcitrante. Esas palabras eran visibles en el relato de don Genaro, quien explicaba los motivos por los que habían ido a parar al Quindío. Los godos nos sacaron de nuestra tierra y no había otra solución, decía el viejo. Mis padres prefirieron enrumbar sus tres hijos a tierras lejanas, a encargo de desconocidos, que verlos morir a machete o a plomo por no ser godos. Dejamos todo, dice don Gena con lágrimas en sus ojos, nos fuimos al lomo de bestia con tres maletas y una tristeza insondable, yo el mayor de los tres, dos hombres y una mujer, ella me seguía y nos llevábamos tres años cada uno. Fue muy duro porque papá envió con nosotros una carta a unos primos lejanos, ellos nos recibieron muy bien y de manera afectiva, en la maleta mía había un dinero que garantizaba por mucho tiempo nuestro hospedaje. Además algunos documentos de propiedad que vine a reconocer años después cuando pude recuperar por vía legal parte de la hacienda que nos habían robado.

De mis padres en su momento no supimos nada, sólo tres años después del encierro, un tío nos confesó que los habían matado cuando incendiaron la hacienda con todos los que allí se encontraban. Desde ese momento juré a las benditas almas, que no descansaría hasta encontrar los asesinos de mis viejos. Recuerdo cuando nos enseñaron desde niños, todas las tardes, después de la comida, hacer el santo rosario e interceder por todas las almas del purgatorio y por los niños que murieron y no recibieron el sacramento del bautismo y se encuentran en el limbo. Mis padres eran muy devotos y camanduleros, pese a que el cura del pueblo en sus sermones nos echaba vainas porque decía que el liberalismo era pecado, y quienes lo profesaban irían al infierno. Papá simplemente decía que el padre respiraba por la herida. Más sin embargo nunca le fue negado un servicio, ni rechazada la ofrenda que mensualmente daba a la iglesia por todos los favores recibidos, por el contrario todos nosotros recibimos los sagrados sacramentos, tanto que recuerdo que el padrecito en la preparación de la primera comunión me dijo que cuando orara, le pidiera a Dios que me hiciera un hombre conservador y defensor de las ideas azules, que pidiera el perdón para la familia, que no sabían lo que hacían. Recuerdo que luego le conté a mi padre, que nunca decía malas palabras, lo que me había pedido el padrecito, y dijo para ese momento: ¡Cura marica – todavía le mantengo su iglesia y nos persigue! – Mamá que estaba al lado, se echó tres bendiciones y se marchó a la cocina. Nuestra creencia traspasaba cualquier límite de convicción; en semana santa, no se hacía nada, nada era nada, comíamos poco y lo que era el jueves, viernes y sábado santo el pescado era sagrado. Ellos dos nos llevaban a la iglesia del pueblo, escuchábamos el Sermón de las siete palabras, el Vía – crucis, la ceremonia del lavatorio de pies y las tres procesiones. Cuando estábamos en casa, en las horas de la noche, como en la hacienda no había luz eléctrica, mis padres nos relataban historias, unas de miedo para que no saliéramos e hiciéramos caso, y otras que los abuelos les habían contado. Yo siempre les he tenido respeto a las Benditas Almas, ellas me han salvado, pero también me han asustado. Los viejos siempre nos encomendaban en la oración a ellas, porque a pesar que están en el purgatorio, ellas tienen contacto con Diosito y él les concede sus peticiones. Además son de respeto porque están en otra vida, pero siguen compartiendo la de nosotros, ellas saben, como Dios, lo más íntimo de cada uno de nosotros, así que debemos ser fieles y venerarlas.
Don Genaro sabía cómo cautivar a sus amigos con sus historias, hizo de la plata un gran emporio cafetero y nunca se amilanó para decir y contar la verdad de su vida y la de sus hermanos. En su sepelio, curiosamente después de casi una década de no vernos, recordé un pasaje cuando describió la muerte de su mejor amigo: - Al entrar a la habitación principal de su casa, estaba como dormido mi gran amigo y compadre Gustavo, con su revólver se había volado los sesos de su cabeza, nunca me dijo sobre su tendencia suicida, lo único que supe fue lo dicho por su mujer, se quitó la vida porque temía llegar a la vejez solo y enfermo. Cuando fueron llegando los conocidos, todos hablaban del infortunio que le esperaba en el más allá, por quitarse la vida no sería perdonado y su alma pagaría una pena grande en el purgatorio, quizá se le reconocería sus obras de misericordia en la tierra y de pronto lo buen esposo y padre que fue; también las buenas donaciones que hacía con frecuencia a la iglesia, pero algo claro se podía dilucidar era que don Gustavo estaría en serios problemas por tomar decisiones que no son competencia de ningún ser terrenal. Sus familiares habían consultado a altas esferas eclesiales, pero lo único que recibieron por parte del señor obispo fue un pésame y una intención en la que se comprometía como pastor de la grey junto con la feligresía,  a orar permanentemente por su alma, para que no sufriera y se le tuviera en cuenta su perdón y posible padecimiento. Recordaba don Genaro en ese momento, que aquel día del sepelio por primera vez, tuvo la oportunidad de estar en la catedral de la ciudad, siempre asistía a la iglesia del pueblo; pero en esta ocasión el manto púrpura era por lo alto. Estuve como extranjero todo el tiempo, decía,  la misa se hizo a espaldas nuestras y por mi cabeza fueron tantos los recuerdos que se juntaron de Gustavo mi compadre, mis padres y mis vecinos, frases que nos hicieron aprender de memoria, pero nunca supe su significado, lo único, en cada muerto se repetían una y mil veces.. Ut omnibus fidelibus defunctis et anima requiescant in pace Dominum. Luego la tradicional letanía Ánimas del purgatorio quien las pudiera alcanzar, que Dios le saque de penas y les lleve a descansar. Dales Señor el descanso eterno. Y brille para ellos la luz perpetua. Que las almas de los fieles difuntos descansen  en paz, Amén. Todas estas exclamaciones mortuorias fue un constante repetir en mi vida, muerto tras muerto, porque mis padres así lo dispusieron durante mi infancia.
Cada vez que escucho historias orales en los pueblos, siempre establezco una gran relación con los estudios serios e intelectuales que he podido leer. 

Le Goff, Jacques; El Nacimiento del Purgatorio, Ed. Taurus, Madrid, 1989

domingo, 19 de octubre de 2014


LA HISTORIA Y SU MALA INTERPRETACIÓN

El ritmo de desarrollo, el avance tecnológico, debe ser comprendido desde el presente, desde el pasado, por eso es fundamental abrir muy bien los ojos a los documentos, a los testimonios, al lenguaje que se utiliza explicando las estructuras políticas, económicas, sociales, religiosas y las mentalidades. Se debe delimitar el punto de aplicación de sus herramientas, saber elegir para actuar, en pro de descubrir las transformaciones, los cambios, los orígenes, las consecuencias humanas en su trasegar en el tiempo y el espacio, tal como lo afirma Marc Bloc “La cuestión no es saber si Jesús fue crucificado y resucitó, sino entender por qué tantos hombres a nuestro alrededor creen en la crucifixión y resurrección”
Otro aspecto fundamental para ejercer fielmente el oficio del historiador, es comprender la relación pasado-presente. Uno y otro se alimentan para darle vida a lo que se debe aprehender. Tomar nuestras experiencias cotidianas para iniciar procesos de investigación, con el fin de conocerlos mejor  para profundizar en campos desconocidos, y en ese sentido comprender los cambios que nazcan de dicho ejercicio. ¿Pero cómo realizamos tan compleja tarea? A través del conocimiento de las huellas. No se puede modificar el pasado, pero el conocimiento del pasado está en progreso, que se transforma y cada vez se perfecciona más, esta es una tarea compleja ya que podemos encontrar en dichas evidencias una alta carga de subjetividad, motivadas por intereses personales, públicos e institucionales del momento. Es dudar, es analizar y examinar la duda, criticar, para diferenciar lo verdadero de lo falso. Aquí la crítica se convierte en una herramienta fundamental en el conocimiento, desmantelando la mentira y el error a los mismos hombres. EE.UU invadió a Irak por creer que éstos construían armas químicas  de destrucción masiva. Se mintieron así mismos para justificar tal masacre. La revuelta del 20 de Julio de 1.810 no estalla por la visita de Antonio Villavicencio a Santa Fe. El error se orienta a la confusión, coincide con prejuicios falsos del común, en la misma idea Bloc, afirma “La forma de las nubes no ha cambiado desde la Edad Media, sin embargo ya no vemos en ellas cruces ni espadas milagrosas”. Las falsas noticias son un caldo de cultivo para desatar hechos con inclinaciones a favor de quien las genera. Aferrarse al principio de contradicción: Un acontecimiento es o no verdadero, es defender con argumentos reales y racionales, demostrables, no puede ser una invención de quienes pretendemos hacer y escribir la historia. Otro de los muchos retos que debemos asumir con responsabilidad, en la  búsqueda de la verdad, y es esa particular capacidad por comprender la totalidad, no las partes. Contextualizar siempre será un acto que legitima la misma conciencia del historiador. Concluye Bloc: “El historiador nunca sale del tiempo, sino que por una oscilación necesaria en él considera a veces las grandes ondas de fenómenos emparentados que atraviesan de un extremo a otro, la duración y a veces el momento humano en el que esas corrientes se juntan en el poderoso nudo de las conciencias”.
Otro reto fundamental en el análisis histórico es el uso del lenguaje. Necesariamente importante, ya que las palabras cambian no por etimología sino por el significado dado en distintos tiempos, espacios y sociedades. Las palabras han de ser explicadas e interpretadas,  y como los documentos no son completos, allí es donde la historia actúa, de no ser así, carecería de sentido. Contextualizar las palabras para que nos entiendan los lectores.
Otro elemento a combatir es el de la pérdida del carácter humano de la historia por el uso de la matemática en su análisis,  no  nombramos héroes, sociedades, sino enumeramos siglos; “el arte del siglo XIII, la filosofía del siglo XVIII, el Renacimiento del siglo XII. Hay que romper etiquetas, estudiar los fenómenos particulares, los fenómenos sociales. Las transformaciones no pueden cronometrarse porque no vamos en una carrera loca contra el tiempo. Las periodizaciones son largas y cortas. Las generaciones son fases relativamente cortas, las civilizaciones fases más largas. Estamos mucho más influidos en costumbres, maneras de pensar, valores morales de nuestra generación anterior que nuestros hijos de la nuestra,  ya que el poder de los medios de comunicación, de la internet, han trastocado significativamente dichos aprendizajes. Lo vivimos diariamente en nuestras aulas de clases, en donde los estudiantes se han vuelto homofóbicos, han perdido el gusto por la lectura, por la indagación de hechos históricos, por el análisis,  por generar dudas que les permitan reflexionar frente a  problemáticas de sí mismos, de sus familias, de su barrio, de su ciudad, de su país, de su continente, de su planeta y universo. Estamos ante una preocupante situación de pérdida de la conciencia crítica. No buscamos las causas, pero si queremos encontrarlas, nada nos emociona ni seduce, estamos ante una situación generalizada de desencanto. Es en este contexto donde la historia debe producir atracción, placer, distraer, porque debe ser una guía para la acción y no de alucinación como pasa en este siglo,  tal como lo mencionó el mismo Bloch.
La Apología para la historia brinda herramientas fundamentales en el ejercicio del sujeto que ame la historia, para que se interne en profundas realidades indagando por el pasado y el presente; ésta lo convierte en un agente importante en el proceso de cambio y transformación de nuestra sociedad; la formación de sujetos críticos y sensibles del mundo en el que interactúan, que profundicemos en la búsqueda de la verdad, partiendo de la indisciplina que ha de generar la duda. Gran reto el que nos propone Bloch en la dinámica del mundo actual.  La tarea es estar despiertos.





[1]  Bloc, Marc; Apología de la historia o el oficio del historiador.

jueves, 18 de septiembre de 2014


HISTORIAS SIN FINAL

Es la 1.15 p.m. de inicios del mes de Noviembre, habitualmente el almuerzo es compartido entre los cuatro miembros que conforman la familia. Nunca se comienza hasta cuando todos no estén listos en la mesa, una vez mamá termina de colocar el último plato y bendice los alimentos, se procede a consumirlos. Se guarda silencio mientras comemos, el rostro de mamá deja entrever una preocupación tan real como ficticia, es el presentimiento de anteceder a lo que se presiente. Nos miramos unos a otros y con temor corto ese momento, pregunto a Juan como sigue de salud. Desde hacía varios meses venía deteriorandose, constante gripa, fiebre intensa, una que otra laceración en los labios que esporádicamente dejaba ver los signos de una penosa enfermedad.
   -Sigo mejor aunque he perdido mucho el apetito, recuerdo me respondió en aquella ocasión. Y Lizet porque no está en casa, pregunté. Mi madre respondió que había salido a presentar un examen parcial a la oficina del profesor León - Salió desde muy temprano.
 - Esa es otra que en los últimos días no hace sino vomitar y no come porque todo le cae mal y lo peor, ese novio que no la deja  tranquila, agregó.
Es raro, hace varios años visito el mismo café y nunca había observado tantos hombres juntos en el mismo sitio, es más, acabo de ver a dos  besándose apasionadamente, con todo lo que he vivido no me extraña esto… lo raro es no verlo. He considerado siempre que en los peores momentos de mi vida siempre estuve rodeado de maricas y de putas, creo por eso no extrañarme de nada, al fin y al cabo cada quien puede hacer de su moral lo que quiera.
Los dolores del alma dice mamá que nada los cura, a veces veo pasar el tiempo y con ello la tristeza de siempre ver lo mismo, nada avanza y la lentitud de ver todo igual. Los hombres nos llenamos de hermetismo y en muchos casos del pesimismo que nos ha tocado vivir, no creer en el amor, no creer en la amistad, estar siempre solo; eso hace poco deseable la vida, a veces tengo la sensación de que todo huele a mierda y recuerdo a un amigo que solía decir que esta es una sociedad de mierda, gracias a las injusticias de la miseria que a diario vemos. No me parece un argumento válido, porque no considero cargarme con la desgracia del mundo.
Austín me llamó a decirme que encendiera la televisión para que me enterara lo que habían hecho los guerrillos, se habían tomado la máxima institución del Estado. Nada menos que el Palacio donde opera y legisla la sagrada corte Suprema de Justicia. Me dije para mí que eso era una de las tantas pataletas de los sublevados para tener un reconocimiento político. En un país donde todo se lo roban, todos creen tener derecho a participar del robo…
Mamá  llama por teléfono y me dice que Lizet se comunicó con ella y que está muy preocupada porque está atrapada en una oficina. De qué le pregunté:
- pues hijo del palacio de justicia… Y qué está haciendo allá. Presentando el examen del que hablamos. Creo que me estoy preocupando. Tranquilicé a Mamá y le dije que iría a casa en cuanto averiguara algo….
Me da siempre temor pensar, en la mentira, en el engaño, pero sobre todo en la ambición, escucho a diario historias de personas que por dinero han hecho cosas como…. Recuerdo alguna vez que estuve en la cárcel visitando a un amigo, cuando me vio, pobrecito, se puso a llorar… solo me dijo, no le deseo este mal a nadie. Estaba sindicado de haber violado a su propia hija, que tal la esposita, sólo porque ella como mujer no admitía que su cónyuge la hubiera dejado por otra mujer. Allí me presentó a Omar, un buen hombre, eso se veía y así lo sentí. Reunidos me contó esta historia. “vea hermano, yo llevo dos años en esta pocilga, olvidado hasta del tiempo, porque ya no se qué día es hoy, pero eso es lo de menos. Mi mujer, la que un día me hiciera ir al altar me tendió una trampa. Habiéndome ya separado y cada uno por su lado, nos veíamos esporádicamente gracias a que teníamos una hija en común. Una noche estando en casa con mamá, sonó el teléfono y contesté, era ella, y en su voz se notaba angustia y miedo a tal punto que yo mismo tuve susto mediático.
 –Qué pasó – Un hombre se entró a la casa y parece que está armado. Solo le dije – no abra, voy enseguida.
En la vida se cometen muchos errores y éste fue uno de ellos. Resulta que una vez llegué a la  casa, encontré la puerta abierta, había un silencio tétrico. Comencé a percatarme de que todo estuviera bien. Subí las escaleras que conducen a las habitaciones del segundo piso, noté que la alcoba principal tenía la puerta abierta, cuando de pronto observé a Elena tendida en el piso y llorando. Me miró y señaló el baño de la habitación, con sigilo empujé la puerta, cuando de pronto escuché un disparo, inmediatamente giré y era mi ex con un revolver  en su mano. – Estás loca – agregué - y solo dijo que tenía miedo que se levantara. Me lancé a ella y la despojé del arma, cuando la tenía en mi mano… Entró a la habitación la policía y me sorprendió. La muy cabrona, me señaló y les dijo que yo lo había hecho.
Encontraron un cadáver con un tiro en la cabeza, era el actual compañero de la señora. Fui sindicado como homicida en la integridad de aquel fulano, y no contenta con este enredo, testificó frente al juez que hacía tres días, había instaurado una demanda en contra mía por supuesto abuso sexual contra mi hija.  Ahora espero por cuál delito me juzgan y saber que no soy culpable de ninguno. 

miércoles, 30 de julio de 2014


LOS LÍMITES Y SU NECESIDAD

¿Hasta dónde puede llegar un individuo sino se le marcan límites? Pues bien, la pregunta se podría responder muy fácil, el no marcar límites afecta, daña y destruye al otro, es así de lógico. Hoy los sicólogos hablan mucho del diálogo familiar porque con ello se pueden detectar las falencias que se evidencian en su diario vivir, un padre que habla con sus hijos todos los días seguramente mantendrá informado, pero ese hablar no consiste en limitarse al ¿cómo le fue?- de niños veíamos un acompañamiento de los infantes, como revisión de cuadernos, notas que escribían los profesores, sabíamos quiénes eran sus amigos, dónde vivían y otros; y ahora con el absurdo concepto de delegar responsabilidad porque ya tiene trece años, y usted ya sabe lo que hace, se olvidó de todo lo anterior y es cuando el muchacho por falta de acompañamiento adquiere todo tipo de mañas y olvida lo que en un momento dado aprendió. Y esas mañas cobijan amistades no convenientes, consumo de alcohol, de sustancias psicoactivas, un manejo inadecuado de los medios de comunicación, como exceso de televisión, utilización de infinidad de redes sociales por internet, toda clase de juegos electrónicos y de entretenimiento producto de los mercados globales.

Ese absurdo como lo denomino, no es otra cosa que incapacidad del padre por continuar un proceso, por el que debe responder hasta cuando el individuo adquiera una mayoría de edad. Y esa mayoría de edad debe estar enmarcada, como lo afirmó ese gran genio de la filosofía Immanuel Kant: “la minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro”. La salida de esa minoría de edad, es demasiado costosa, cuando no se quiere ascender. Es muy usual ver padres que hacen hijos incapaces, sin ninguna autonomía, holgazanes dependientes, irresponsables y por ende carentes de entendimiento cuando tienen que tomar una decisión. Serán hijos domesticados.

martes, 22 de julio de 2014

CREER EN UNO MISMO DEBE SER RAZÓN PARA ALCANZAR LOS TRIUNFOS. HOY JAMES RODRÍGUEZ UN CHICO DE TAN SÓLO 23 AÑOS, ES UN GRAN EJEMPLO PARA LOS JÓVENES QUE INICIAN SU SUEÑO DE SER DISCIPLINADOS DEPORTISTAS. CON SU FE FÉRREA DE TRIUNFAR Y ESMERO EN LO PROPUESTO, EL CLUB REAL MADRID LE DA UNA BIENVENIDA DE HÉROE EN EL HISTÓRICO ESTADIO SANTIAGO BERNABEU. BIEN POR UN COLOMBIANO QUE DEJA EN ALTO SU PAÍS Y LA GRAN ENSEÑANZA DE LA PERSEVERANCIA.

lunes, 21 de julio de 2014

PARQUE PEATONAL CIUDAD BERNA






Valorar nuestros parques y cuidar de ellos, debe ser el compromiso de cada ciudadano en Bogotá...