APOLOGIA
A LA PAZ II
No
dejes que se muera el sol, sin que hayan muerto tus rencores (Gandhi)
Es curioso que cuando
hablamos de paz siempre viene a nuestra cabeza los conflictos bélicos, las
guerras entre países o situaciones internas civiles que agobian el bienestar
humano. Nunca nos imaginamos que la paz no es otra cosa que el sosiego y la
calma que alberga el hombre en su interior y en el entorno que lo rodea. Quizás
las circunstancias que hemos vivido y las grandes problemáticas que durante décadas
han sido la cotidianidad nuestra, nos hayan dejado el estigma de vivir
especulando y haciendo conjeturas adversas a la realidad, que confunden y
niegan la definición concreta a lo que vivimos y tiene que ser como lo real y
no lo imaginario. Cuando Lederach menciona en su reflexión que debemos
aterrizar el discurso académico a la realidad, entrando al corazón con los pies
y las manos, no es otra cosa que “estar más juntos con”, eso quiere decir,
sensibilizar y ponernos en el dolor del otro y su necesidad. Acá no caben los
discursos ni las palabras bonitas, es más, me atrevería a decir, no cabe el
rechazo pasivo y muchas veces simple de nuestra dirigencia gubernamental,
hablar de paz nos tiene que tocar lo más íntimo de nuestro ser ontológico y
antropológico, sensibilizarnos y entender que mientras exista inequidad,
injusticia social, pobreza, corrupción, falta de oportunidades y amor para con
el prójimo, estaremos lejos de un proceso encaminado a promover formas
constructivas de resolver los conflictos, como es planteado por la autora
Manuela Mesa en su escrito Paz y Seguridad.La paz es una tarea que
implica compromiso de todas las partes que conviven y desarrollan una
cotidianidad dentro de un espacio, no debe ser ajena a sus propósitos y fines,
como lo son la calidad de vida y alcanzar la felicidad, fin último de todos los
hombres como lo afirmó Aristóteles, porque cuando existe plenitud, el miedo
desaparece y con ello la intranquilidad. Ser instrumentos de paz a manera de
Francisco de Asís, puede ser un buen inicio a nuestras pretensiones y sueños.