LOS LÍMITES Y SU
NECESIDAD
¿Hasta dónde puede llegar un individuo sino se le marcan
límites? Pues bien, la pregunta se podría responder muy fácil, el no marcar
límites afecta, daña y destruye al otro, es así de lógico. Hoy los sicólogos
hablan mucho del diálogo familiar porque con ello se pueden detectar las
falencias que se evidencian en su diario vivir, un padre que habla con sus
hijos todos los días seguramente mantendrá informado, pero ese hablar no
consiste en limitarse al ¿cómo le fue?- de niños veíamos un acompañamiento de
los infantes, como revisión de cuadernos, notas que escribían los profesores,
sabíamos quiénes eran sus amigos, dónde vivían y otros; y ahora con el absurdo
concepto de delegar responsabilidad porque ya tiene trece años, y usted ya sabe
lo que hace, se olvidó de todo lo anterior y es cuando el muchacho por falta de
acompañamiento adquiere todo tipo de mañas y olvida lo que en un momento dado
aprendió. Y esas mañas cobijan amistades no convenientes, consumo de alcohol,
de sustancias psicoactivas, un manejo inadecuado de los medios de comunicación,
como exceso de televisión, utilización de infinidad de redes sociales por
internet, toda clase de juegos electrónicos y de entretenimiento
producto de los mercados globales.
Ese absurdo como lo denomino, no es otra cosa que incapacidad
del padre por continuar un proceso, por el que debe responder hasta cuando el
individuo adquiera una mayoría de edad. Y esa mayoría de edad debe estar
enmarcada, como lo afirmó ese gran genio de la filosofía Immanuel Kant: “la minoría de edad estriba en la
incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro”.
La salida de esa minoría de edad, es demasiado costosa, cuando no se quiere
ascender. Es muy usual ver padres que hacen hijos incapaces, sin ninguna
autonomía, holgazanes dependientes, irresponsables y por ende carentes de
entendimiento cuando tienen que tomar una decisión. Serán hijos domesticados.