domingo, 2 de julio de 2017

Cuando se trata de exaltar la palabra que mejor que compartir algo que nos toca y en algún momento hemos pensado:


Bloguero Invitado: Gustavo Adolfo Zapata Múnera
Monólogo
¡Lo sé! sé bien que soy poco detallista, no llamo a nadie ni para quejarme ni para saludar, recuerdo los cumpleaños de personas conocidas, pero no escribo ni llamo para felicitar. ¡Lo sé! soy bastante simple, independiente, solitario, de muchos conocidos, cantidad de compañeros y nada de amigos. No salgo a rumbas, no soy nocturno, no tengo dinero y no sé en qué se va.
¡Soy adicto al café y a mi soledad!
Amo estar en esta casa que no es mía, pero que valoro y aprovecho, amo los fines de semana con mucho por hacer y sin ganas de nada, amo dormir hasta más no poder, salir cuando quiero, encerrarme todo el tiempo y sacar excusas perfectas cuando hay un plan de amigos o una reunión familiar.
A veces quiero estudiar y otras veces vagar las calles de esta ciudad, perderme, olvidarme, esconderme, borrarme y no regresar…
¡Lo sé! Dicen que soy “raro” porque escucho “música de ancianos” y no la música sin sentido de hoy. Reconozco que le temo al amor y a la vez quisiera saber qué se siente, he sido novio, amante, doble amante y así me considero virgen. A veces soy blanco y negro y otras veces gris, suelo dejarme criticar y adoro esos días que amanezco con el verbo suelto.
Dicen que soy creído, orgulloso, vanidoso y hasta rico, cuando en verdad sólo tengo miles de complejos, errores, problemas, defectos e imperfectos, simplemente que con el tiempo aprendí a fingirlos con una sonrisa y no a quejarme ni a llamar la atención cortándome las venas, digo, las muñecas, pero a la final eso somos todos los seres humanos ¡máscaras! que fingen estar bien en este mundo que hastía y que a veces provoca suicidar.
¡Lo sé, ese soy yo!

lunes, 29 de mayo de 2017

UNA APUESTA POR LA PAZ


“La experiencia no es lo que le sucede a una persona, es lo que la persona hace con lo que le sucede.” Aldous Huxley  


La Paz y los valores en un mundo sistematizado y el cúmulo de información académica que recibe cotidianamente el adolescente en el aula de clases, hace que de una u otra manera se canse y pierda el interés momentáneo por lo que tiene que responder, a tal extremo que se optan por mecanismos como la indisciplina, la violación a la normatividad, la evasión o sencillamente negarse a realizar las actividades. Por eso, es necesario entender y traducir estos comportamientos desde la casa y la misma escuela, no reprochando sino más bien buscando alternativas de conciencia y diálogo que traduzcan un entendimiento entre las partes. Con el fin de mejorar esa relación, que mejor que se lea una reflexión o se comente un acto cotidiano que afecte la paz y la armonía, mencionar por ejemplo lo bueno de la vida y su sentido. Son muchas las reflexiones que se bajan por Internet, muchas las direcciones que hacen referencia a un buen manejo de la información, a vídeos que retroalimenten las temáticas, cantidad de libros de ayuda en valores y superación de las dificultades en naciones con conflictos históricos; por eso debe existir en el Maestro una sugerencia diaria que evidencien las bondades de la tecnología, es por eso que anexo un link: https://www.youtube.com/results?search_query=propositos+de+paz  con una presentación muy reflexiva y que invita más a una crítica, a un Proyecto Formativo para la Paz, donde la Educación y el papel del maestro, sean generadores de la verdadera Cultura, donde las frases no se queden en protagonistas ni en discursos demagógicos, en donde todo sea Superior a las partes y termine beneficiando a la Totalidad, esto se conseguirá creando conciencia ciudadana, infundada en principios, valores y desarrollo con calidad de vida, es ampliar nuestra percepción y mirar mucho más allá de lo que Aristóteles llama Metafísica. De esta manera el maestro como educador y formador dará sentido al Ser y al Quehacer, como generador de nuevas formas de relación consigo mismo, con los otros y con Dios, sin obsesionarse y tener como convicción que lo más importante es crear conciencia crítica, creativa y abierta siempre a realizar roles que son propios y necesarios para la paz.      

  

domingo, 5 de marzo de 2017

APOLOGIA A LA PAZ II

No dejes que se muera el sol, sin que hayan muerto tus rencores (Gandhi)

Es curioso que cuando hablamos de paz siempre viene a nuestra cabeza los conflictos bélicos, las guerras entre países o situaciones internas civiles que agobian el bienestar humano. Nunca nos imaginamos que la paz no es otra cosa que el sosiego y la calma que alberga el hombre en su interior y en el entorno que lo rodea. Quizás las circunstancias que hemos vivido y las grandes problemáticas que durante décadas han sido la cotidianidad nuestra, nos hayan dejado el estigma de vivir especulando y haciendo conjeturas adversas a la realidad, que confunden y niegan la definición concreta a lo que vivimos y tiene que ser como lo real y no lo imaginario. Cuando Lederach menciona en su reflexión que debemos aterrizar el discurso académico a la realidad, entrando al corazón con los pies y las manos, no es otra cosa que “estar más juntos con”, eso quiere decir, sensibilizar y ponernos en el dolor del otro y su necesidad. Acá no caben los discursos ni las palabras bonitas, es más, me atrevería a decir, no cabe el rechazo pasivo y muchas veces simple de nuestra dirigencia gubernamental, hablar de paz nos tiene que tocar lo más íntimo de nuestro ser ontológico y antropológico, sensibilizarnos y entender que mientras exista inequidad, injusticia social, pobreza, corrupción, falta de oportunidades y amor para con el prójimo, estaremos lejos de un proceso encaminado a promover formas constructivas de resolver los conflictos, como es planteado por la autora Manuela Mesa en su escrito Paz y Seguridad.La paz es una tarea que implica compromiso de todas las partes que conviven y desarrollan una cotidianidad dentro de un espacio, no debe ser ajena a sus propósitos y fines, como lo son la calidad de vida y alcanzar la felicidad, fin último de todos los hombres como lo afirmó Aristóteles, porque cuando existe plenitud, el miedo desaparece y con ello la intranquilidad. Ser instrumentos de paz a manera de Francisco de Asís, puede ser un buen inicio a nuestras pretensiones y sueños.

sábado, 25 de febrero de 2017

APOLOGÍA DE LA PAZ
Vivimos actualmente en Colombia una de las más significativas épocas en nuestra historia, los diálogos de la Habana y el deseo de la insurgencia por declinar las hostilidades, avizoran un mejor futuro para las próximas generaciones, que quizás no volverán a observar en los diferentes medios de comunicación el horror y la crueldad de la guerra, hechos como los de Bojayá, La Chinita, la Rochela, Trujillo y muchos otros, nunca debieron suceder y pasar en un país ufanado de valores y tradiciones religiosas. Seguramente quienes vivimos y fuimos testigos directa o indirectamente en el conflicto más largo de la historia de la sociedad civil y el Estado, catalogado en el mundo de execrable, ruin y miserable, no apostamos más a otra experiencia similar, nuestro equilibrio espiritual y nuestras emociones, estarán centradas de aquí en adelante a fomentar la comprensión y el diálogo, a declinar los odios y ver en las riquezas de nuestro país a nivel geográfico y sus gentes humildes, trabajadoras, emprendedoras, la oportunidad de soñar un mejor sitio para los que vienen. Tenemos motivos que nos pueden ayudar a crear espacios de concertación y diálogo, la escuela se convierte en el territorio más adecuado para iniciar esos cambios que necesitamos, será el sitio blindado junto con la familia, para hacer realidad el nuevo proyecto de vida, enmarcado en la equidad, justicia y respeto al otro. El estar en la ciudad, aunque invisibiliza muchos de los acontecimientos vividos por los ciudadanos del campo, nos debe acercar a la humanización del sentir del otro. La indiferencia que nos enseñaron de cierta manera a percibir, cuando nos decían “eso no es con usted”, parece haber cauterizado y cicatrizado una herida que nunca sanó. Hoy somos responsables desde el aula a fomentar la tolerancia como herramienta básica para saber que somos iguales, pero esa igualdad en algún momento nos debe hacer diferentes, y es allí precisamente donde debemos actuar y procurar porque los niños y jóvenes entiendan la dinámica de poder compartir con el otro, sin transgredirlo, respetando y a manera del Buen Jesús, perdonando al que me ha ofendido.