HABLAR Y ESCRIBIR BIEN, UNA DIFÍCIL TAREA
Hace apenas dos días del
anuncio del fallecimiento del más grande de los filósofos y semiótico italiano,
Humberto Eco, para pensar un poco en la sociedad que ha dejado el gran maestro.
Crítico del buen periodismo, de la buena escritura y por supuesto de la buena
retórica y dialéctica escasas en nuestro tiempo. Y es que son tantos los
pensadores e intelectuales que han dilucidado la pobreza del buen hablar y
escribir en nuestros políticos, periodistas y profesionales en el ámbito ya
mencionado, que se hace notar con urgencia la necesidad de preocuparnos en el
campo de la educación por una buena formación de los futuros académicos. Es muy
triste observar, como desde las aulas muchos maestros atropellan el idioma con
errores garrafales de pronunciación y hasta mala ortografía cuando necesitan
escribir en el tablero, en los diarios de igual manera se cae en la tentación y
error idiomático. Claro está que en una sociedad tan volátil, superficial
e inmediata como la nuestra poco cuenta si nuestros políticos o periodistas
hablan o escriben mal, eso no está dentro de la agenda cultural, al parecer, lo
más importante es el amarillismo y el morbo informativo, no importa cómo se
diga. La escuela y la universidad, deberían ser pioneras en redescubrir el amor
por el buen hablar y el escribir, volver a los clásicos literarios, a
transcribir fragmentos, poemas y cantos tan recordados por quienes hoy
sobrepasamos cinco décadas. Es necesario estimular el arte de leer y escribir,
sopena de perder nuestra identidad en el maravilloso realismo mágico de
nuestras costumbres.