LAS CIENCIAS HUMANAS
En un mundo altamente
capitalista e influenciado por el consumo masivo de objetos y materializado
cognitivamente, se revive la discusión de la importancia de las ciencias
humanas y su utilidad en una sociedad con características tan particulares como
la que estamos viviendo. Las ciencias sociales, la filosofía, la sicología, la
ética y hasta la misma teología, deslucen su función y su aplicación para
quienes la principal actividad humana debe ser producir y consumir. La
actualidad reviste una moda manipuladora y de prototipos a seguir, la
autenticidad cada día es más lejana y el
monopolio de las comunicaciones ayuda a fortalecer la política de globalización
consumista. Con un panorama tan comercial se hace difícil entretener de una
manera diferente a ver televisión, jugar play o estar conectado al internet o
al móvil. El leer, el pensar, el
escudriñar y analizar nuestras problemáticas sociales, no parecen tener cabida
para cosas tan innecesarias y
superficiales, el mundo requiere banalidad, apariencia y engaño; además de
fortalecerse de espejismos gubernamentales que consoliden un proyecto de
pensamiento igualitario para todas las esferas sociales. Que mejor para la
manipulación que buenos programas de televisión, entretenimiento a gran escala,
con buenos operadores mercantiles que nos traen su gourmet conformado de productos de altos costos y para
exquisitos paladares, así el nuestro no alcance sino para comer arroz, yuca y
papa; una televisión tan ficticia como
nuestra propia vida, es la antesala de
que algo pasa y nadie quiere aceptar la
realidad. Pensar requiere de mucho esfuerzo y el tiempo es oro para desgastarlo
en insignificancias socráticas y misticismos renacentistas, ya lo que se
inventó hecho está, entonces de nada sirve saber si la tierra era plana o el
mundo era más violento de lo que es hoy, otra realidad nos acontece y eso es lo
que vale. Para que leer teorías y pensamientos antiguos cuando eso no genera una
discusión diferente a la que ya sabemos. Nos matamos por otras cosas diferentes
a nuestros ideales, la vida vale un partido de futbol, una discusión acalorada
por un reinado de belleza, por un comentario en una red social o sencillamente
por portar un celular o unos tenis de determinada marca. Los estándares de la
humanización dejaron de ser el amar al prójimo
como a ti mismo y se convirtieron en odiar al prójimo, como yo mismo me odio por
lo insignificante que me veo como ser. La cosificación del individuo y su
repudio frente a un mundo que cada día lo hace más insignificante. Nada lo
satisface porque todo es ficticio y pasajero, su felicidad que se perpetuaba en
el dinero y las cosas materiales, cumplieron su ideal, la desgracia de valer
por lo que tiene y no por lo que se es. Para
concluir podríamos preguntar entonces ¿Las ciencia humanas que papel pueden
cumplir en semejante sociedad?