domingo, 11 de octubre de 2015


LAS CIENCIAS  HUMANAS

En un mundo altamente capitalista e influenciado por el consumo masivo de objetos y materializado cognitivamente, se revive la discusión de la importancia de las ciencias humanas y su utilidad en una sociedad con características tan particulares como la que estamos viviendo. Las ciencias sociales, la filosofía, la sicología, la ética y hasta la misma teología, deslucen su función y su aplicación para quienes la principal actividad humana debe ser producir y consumir. La actualidad reviste una moda manipuladora y de prototipos a seguir, la autenticidad cada día es más lejana y  el monopolio de las comunicaciones ayuda a fortalecer la política de globalización consumista. Con un panorama tan comercial se hace difícil entretener de una manera diferente a ver televisión, jugar play o estar conectado al internet o al móvil. El leer,  el pensar, el escudriñar y analizar nuestras problemáticas sociales, no parecen tener cabida para  cosas tan innecesarias y superficiales, el mundo requiere banalidad, apariencia y engaño; además de fortalecerse de espejismos gubernamentales que consoliden un proyecto de pensamiento igualitario para todas las esferas sociales. Que mejor para la manipulación que buenos programas de televisión, entretenimiento a gran escala, con buenos operadores mercantiles que nos traen su gourmet  conformado de productos de altos costos y para exquisitos paladares, así el nuestro no alcance sino para comer arroz, yuca y papa;  una televisión tan ficticia como nuestra propia vida,  es la antesala de que algo pasa y nadie quiere aceptar  la realidad. Pensar requiere de mucho esfuerzo y el tiempo es oro para desgastarlo en insignificancias socráticas y misticismos renacentistas, ya lo que se inventó hecho está, entonces de nada sirve saber si la tierra era plana o el mundo era más violento de lo que es hoy, otra realidad nos acontece y eso es lo que vale. Para que leer teorías y pensamientos antiguos cuando eso no genera una discusión diferente a la que ya sabemos. Nos matamos por otras cosas diferentes a nuestros ideales, la vida vale un partido de futbol, una discusión acalorada por un reinado de belleza, por un comentario en una red social o sencillamente por portar un celular o unos tenis de determinada marca. Los estándares de la humanización dejaron de ser  el amar al prójimo como a ti mismo y se convirtieron en odiar al prójimo, como yo mismo me odio por lo insignificante que me veo como ser. La cosificación del individuo y su repudio frente a un mundo que cada día lo hace más insignificante. Nada lo satisface porque todo es ficticio y pasajero, su felicidad que se perpetuaba en el dinero y las cosas materiales, cumplieron su ideal, la desgracia de valer por lo que tiene y no por lo que se es.  Para concluir podríamos preguntar entonces ¿Las ciencia humanas que papel pueden cumplir en semejante sociedad?