LEJOS DE LA PALABRERÍA Y CERCA DE LA REALIDAD
“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a
nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como
hermanos” (Martín Luther King)
Una discusión seria
frente a nuestros compromisos como ciudadanos y cristianos, debería centrarse
en aspectos sinceros y que nos aproximen a una realidad cercana y no distante
como nos hemos acostumbrado. Colombia a lo largo de cinco o más décadas ha
mostrado al mundo un panorama hostil, de violencia, de narcotráfico y de todas
las manifestaciones de intolerancia que podrían en cualquier mortal que no
conozca de nosotros, impactarlo y conmoverlo hasta el punto de rechazar y pedir urgentemente el cese de la violencia en nuestro territorio.
Hemos asumido posturas en
su gran mayoría de insensibilidad, de pan nuestro de cada día, y en el peor de
los casos de indiferencia porque eso ocurre por allá, en departamentos lejanos
a nosotros, llenos de corrupción y miseria. La indolencia también es una forma
de violencia, el silencio que omitimos nos hace cómplices de la gran tragedia
que sucumbe en nuestro ser y en el hermano que no tuvo las mismas oportunidades
que hoy yo tengo. Lo peor que nos pasa es perder la memoria, porque sin ella no
tenemos historia, entonces, estaremos condenados a repetir una y otra vez todos
nuestros errores, sin memoria no tenemos que perdonar, no existen los reclamos,
no existen esclarecimientos de los acontecimientos, lo único que existe es
impunidad, silencio y miedo. Entonces, la humanidad, la solidaridad, el amor,
¿Dónde quedó? Iniciar una pedagogía social, buscando esclarecer y reconocer en
el dolor del otro, el dolor que yo no tuve, en perdonarme y pedir perdón a las
víctimas por mi indiferencia e indolencia, en resarcir y reparar de una vez por
todas las faltas que como ser humano y buen cristiano nunca cumplí. Será un
buen comienzo para la elaboración de un duelo, una oportunidad para restablecer
los vínculos sociales que perdimos y un horizonte para la reconstrucción de un
mejor mañana. Transformar nuestro silencio y miedo, en reclamar a nuestros
gobernantes mejores condiciones de vida, justicia, equidad, deben ser las
expresiones que generen libertad y sueños no alcanzados. Hacerme más humano y
aterrizar mi discurso académico y palabrero, en acciones solidarias, tal como lo afirma John Paul Lederach entrar al
corazón, los pies y las manos… Estar más juntos con… deben ser las acciones
que como ciudadano de bien, debo promover en procura de ser un verdadero
constructor de paz, viviendo del testimonio y siendo un vocero de
los derechos humanos, defensor de la justicia y la equidad social.
Si utilizamos el perdón
como herramienta y solución a nuestra nefasta convivencia, también lo debemos
hacer con la madre tierra y el medio ambiente que nos rodea, comenzar a
crear buenos hábitos de cuidado y establecer normas como nos lo propone el buen
Papa Francisco en su encíclica Laudato si, serán una buena razón para decir que
somos cristianos solidarios y unidos en el amor por la reconciliación con Dios.
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